Operacion medusa, capitulo 22.
El aroma a café recién hecho y el tintineo de copas de cristal resonaban suavemente en la oficina de Martín, un espacio que combinaba la elegancia con el confort. En su escritorio de caoba, un cóctel vibrante reposaba junto a un plato de canapés cuidadosamente dispuestos. El sol se filtraba a través de las ventanas de vidrio ahumado, creando un ambiente cálido que contrastaba con la fría realidad de las paredes grises de la empresa que dirigía. Martín disfrutaba de ese momento de tranquilidad, sintiéndose el rey de su pequeño reino corporativo, cuando sonó su teléfono. —Martín, tengo a un nuevo empleado en recepción —anunció la voz de su recepcionista, algo nerviosa. La mención de un nuevo empleado despertó la curiosidad de Martín, quien, sin embargo, sintió una punzada de reconocimiento en su estómago al escuchar el nombre: Fernando Laurel, su aniguo jefe. Aquel que lo había explotado durante años, quien lo había mantenido bajo su yugo, ahora llegaba a su puerta. Una sonrisa sardónic