Operación medusa, capitulo 17.

El estadio rebosaba de energía, con miles de espectadores entusiasmados llenando las gradas. La atmósfera estaba cargada de emoción y anticipación, vibrando con el bullicio y los cánticos de los aficionados. En la parte baja, en los dos extremos del ring, se encontraban Juan Sánchez, el valiente luchador mexicano, y el formidable superhumano italiano.

Al otro lado del ring, el superhumano italiano era una figura impresionante. Alto y musculoso, tenía una complexión imponente que hablaba de años dedicados al entrenamiento riguroso. Su cabello oscuro estaba cortado al estilo militar, y su mandíbula cuadrada añadía una intensidad adicional a su expresión. Vestía unos pantalones cortos de boxeo rojos y una bata blanca con el emblema italiano bordado en el pecho.

La historia del superhumano italiano era conocida en todo el mundo del boxeo. Había sido un campeón indiscutible en su país, dominando el ring con habilidades inigualables. fue sometido a un tratamiento experimental que le otorgó poderes sobrehumanos.

Ahora, el superhumano italiano tenía la capacidad única de generar descargas eléctricas con sus manos. Su piel estaba ligeramente iluminada por un aura tenue de electricidad, un recordatorio constante de su transformación.

La tensión en el estadio era palpable cuando el superhumano italiano avanzó hacia el centro del ring con una confianza casi palpable. Juan Sánchez mantuvo su postura con determinación, listo para enfrentar el desafío que tenía delante. Sabía que estaba a punto de enfrentarse a una fuerza formidable, pero no flaqueó. El superhumano italiano, con una sonrisa arrogante en el rostro, desencadenó una descarga eléctrica visible en sus manos, iluminando el ring con destellos azulados.

El campo de fuerza cubrió el ring. La luz titilante del campo proyectaba destellos azulados que hacían brillar el ambiente. Juan y Marco avanzaron con determinación hacia el centro del ring, sus pasos resonando sobre la lona con un ligero crujido.

Juan y Marco se encontraron frente a frente, el silencio se apoderó del estadio. La respiración agitada de los dos luchadores era casi audible sobre el trasfondo de anticipación. Juan lanzó una patada veloz hacia Marco, pero este respondió con un movimiento rápido, ejecutando un jab preciso con su mano izquierda.

El movimiento cortó el aire con un silbido suave y resonó como un latigazo. El sonido del impacto fue como el chasquido de un látigo, seguido por un leve crujido cuando la mano de Marco se detuvo en el aire tras el golpe. Juan esquivó ágilmente hacia un lado, su cuerpo se deslizó sobre la lona con un susurro sutil. Juan fue rápidamente aturdido por un golpe directo en el rostro que le propinó Marco con su puño derecho cargado de electricidad. Un zumbido eléctrico resonó en sus oídos mientras su cabeza se llenaba de destellos momentáneos. 

Recobrando rápidamente la compostura, Juan se preparó para contraatacar. En un rápido movimiento, lanzó una patada dirigida hacia Marco, pero antes de que pudiera conectar el golpe, Marco ejecutó otro jab con su mano izquierda. El sonido de la mano cortando el aire fue como el chasquido de un látigo, mientras Juan se deslizaba hábilmente fuera del alcance del golpe y, haciendo una imitación de su oponente, le asestó un poderoso golpe directo al rostro, desconcertando a marco el tiempo necesario para dirigirle una potente patada al estómago, obligandolo a doblarse de dolor.

Marco se incorporó con determinación, levantándose de nuevo con una agilidad impresionante. La audiencia rugió con expectación mientras el italiano se preparaba para su próximo movimiento. El sonido de su respiración agitada llenaba el aire cargado del estadio, mezclándose con el zumbido eléctrico que parecía rodear al campeón.

Con rapidez y precisión, Marco lanzó un gancho devastador con su mano derecha hacia el mentón de Juan. El sonido del golpe cortando el aire era como un silbido agudo, mientras el puño cargado de electricidad se acercaba peligrosamente. Juan, sin embargo, demostró su astucia al imitar a su oponente.

En un reflejo rápido, Juan lanzó un jab con su mano izquierda, interceptando el ataque de Marco con una precisión milimétrica. Marco, obligado a esquivar y reajustar su posición, se vio momentáneamente desconcertado por la hábil contraofensiva de Juan. 

Juan, impulsado por una determinación feroz, se lanzó hacia el aire con agilidad felina, desplegando una patada voladora hacia el rostro de Marco. La audiencia contuvo el aliento mientras observaba la secuencia en cámara lenta, capturando cada detalle de la impactante maniobra.

El sonido del viento silbando alrededor de Juan llenó sus oídos mientras se elevaba hacia su objetivo. El rugido ensordecedor de la multitud se desvaneció momentáneamente, dejando solo el eco amortiguado de su propia respiración agitada.

Los músculos tensos de Juan liberaron una ráfaga de adrenalina mientras su pierna se extendía hacia adelante con precisión quirúrgica. El choque metálico del impacto resonó en el aire cargado, mezclado con un sordo crujido que indicaba el contacto con la mandíbula de Marco.

El cuerpo de Marco se tambaleó bajo el impacto brutal, su rostro contorsionado por la sorpresa y el dolor. La multitud rugió en un frenesí de emoción mientras el campeón italiano caía hacia atrás, noqueado por el impacto fulminante.