Los inolvidables, capitulo 12.

 En un lúgubre cuarto a las afueras de la ciudad. Se encontraba un hombre, de aspecto desaliñado con la barba descuidada y ropas raídas, emanaba un olor rancio que se mezclaba con el hedor a humedad que impregnaba las paredes desconchadas. 

El sonido sordo de sus puños impactando contra una indefensa chica de dieciséis años resonaba en la estancia. Cada golpe emitía un crujido audible, mientras sus lamentos y suplicas se entremezclaban con el eco lastimoso de la niña de dos años, cuyos sollozos agudos cortaban el aire con una sensación punzante.

Hombre: Eres una malagradecida, ¿no entiendes todo lo que he hecho por ti?


Chica: (Con determinación) No tengo nada que agradecerte. Secuestrarme hace siete años no es un acto de bondad.


Hombre: (Furioso) ¡Cuidado con tu tono! Puedo ser verdaderamente cruel.

(En ese momento, el sonido distante de sirenas de policía comienza a aumentar gradualmente en el fondo.)


Hombre: (Nervioso) Bien, escucha. No vuelvas a levantar la voz. Y más te vale no hacer nada estúpido cuando lleguen.

La conversación fue interrumpida por las luces intermitentes de las dos patrullas policiales que se detuvieron estratégicamente a cada costado de la casa. 

La sensación táctil del frío metal del arma en su funda le recordó la gravedad de la situación. Al llegar a la puerta principal, Bishop pudo percibir el olor peculiar de la madera.

Secuestrador (saliendo de la casa con una hipócrita sonrisa): Buenos días, que está pasando aquí?

Bishop: (serio) Soy el detective Bishop, y estamos aquí con una orden para inspeccionar tu casa. (Muestra la orden).

(Bishop reacciona rápidamente, intercepta al secuestrador y lo somete al suelo)


Bishop: (mientras lo esposaba) Mejor mantén la calma, cualquier resistencia empeorará las cosas para ti.


(Los compañeros de Bishop bajan de las patrullas y se acercan)


Oficial 1: ¿Todo bien, Bishop?


Bishop: (asintiendo) Todo bajo control. Revisen el interior de la casa, rápido.

(Los oficiales se adentran en la casa mientras Bishop mantiene al secuestrador en el suelo. Después de unos minutos, se escucha una voz emocionada desde el interior)


Oficial 2: ¡Encontramos a la chica! Está viva.

Horas después:

La sala de la estación de policía estaba llena de un murmullo expectante, mezclado con el zumbido constante de las luces fluorescentes que iluminaban el lugar.

El sonido de pasos resonaba en el suelo pulido, marcando la entrada triunfal de Taylor Bishop. La mirada de los periodistas, con cámaras en mano, se clavaba en él, creando una presión palpable en el ambiente. Algunos compañeros lo observaban con admiración, mientras que otros apenas ocultaban su envidia.

El comisario del estado, con su uniforme impecable, dio un paso al frente. El crujir de sus botas al caminar resonaba en la sala cuando se acercaba a Taylor. El comisario sostenía una condecoración reluciente en la mano, lista para ser entregada.

A medida que la condecoración era colocada en el pecho de Taylor, el tacto frío del metal contrastaba con la calidez de los aplausos y los vítores. La sensación de ascenso, de pasar a un nuevo nivel en su carrera, se manifestaba físicamente a través del peso de la medalla en su uniforme.

Periodista: (levantando la mano para pedir la palabra) Capitán Bishop, tengo una pregunta. ¿Cómo logró descifrar casos tan importantes si, según nuestros registros, nunca logró destacarse antes?

Bishop: (sonríe) Buena pregunta. La clave está en tener un excelente mentor, alguien que te guíe y comparta su experiencia.


Periodista: (curioso) ¿Quién fue su mentor, Capitán?


Bishop: (pausando) Mi mentor prefiere mantener su anonimato. Es una persona que ha estado en la sombra, pero cuya sabiduría y orientación han sido fundamentales para mi desarrollo como policía.

Algún tiempo después:

El reflejo en el espejo muestra una mujer rubia, extremadamente alta y delgada, era Tao quien sonrió ligeramente al poder observar su cuerpo artificial idéntico al que tuvo originalmente.

Horas después:

En la vastedad de la carretera, el horizonte se expande ante Tao como un lienzo infinito. El aire fresco y nítido lleva consigo la libertad recién encontrada, mientras los kilómetros se deslizan bajo las ruedas del automóvil. Le había dado a bishop la promesa de mantenerse en contacto con él. 

En la soledad de la carretera, el murmullo de los neumáticos sobre el asfalto se convierte en la banda sonora de la emancipación. Ramson ahora cree que Tao ha partido de este mundo, tal como la estratega lo había planeado. Por fin es libre.

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