Ramsung Galactic, capitulo 4.

 Juan Pérez se encontró inmerso en la experiencia digital que le brindaba el "Ramsung Galactic". La luz tenue del dispositivo iluminaba su rostro, reflejando destellos de asombro y diversión en sus ojos. Las imágenes vibrantes de la serie "El Vecino" danzaban ante él, proyectando en las paredes desgastadas del cuarto una realidad alterna a la de su cotidianidad,  el uso que aquel hombre le daba al avanzado aparato podía ser comparado con un simio que jugaba con una esmeralda del tamaño de una naranja.

Sin embargo, en un instante abrupto, el hambre azotó a Juan. La comodidad efímera proporcionada por la serie y la tecnología punta se vio eclipsada por una sensación más básica y apremiante.

"¡Tengo hambre!" exclamó Juan, sintiendo cómo el rugido de su estómago resonaba en la modesta habitación.


El "Ramsung Galactic", con su tono mecánico pero amigable, respondió con prontitud, "Yo puedo proporcionarle asistencia, señor. ¿Desea una reserva en algún restaurante?"


Juan, sorprendido por la oferta del dispositivo, se tomó un momento antes de responder: "Estaría bien. Me gustarían unos tacos".


El Ramsung Galactic, emocionado al saber que por fin podría darle uso a sus inigualables capacidades, continuó, "Enseguida, señor. La mejor taquería de la Ciudad de México abierta a esta hora es 'El Califa'. Se encuentra a cinco kilómetros a la velocidad de un Uber promedio. ¿Desea una reservación?"


Juan, consciente de su presupuesto limitado de 200 pesos, pensó por un momento antes de responder: "No creo tener dinero ni siquiera para una orden".


El Ramsung Galactic, sin entender la situación financiera de Juan, le aseguró con optimismo: "Eso no es problema, señor. Puede tomar dinero prestado del fondo de emergencias y reponerlo después".


"Fondo de emergencias", preguntó Juan, desconcertado por la idea.


"Sí, señor. El fondo está diseñado para cuando usted se encuentre en una emergencia", explicó el Ramsung Galactic, aún sin comprender que su actual usuario no era un empresario adinerado, sino un pepenador.


"Y de quién es ese dinero", cuestionó Juan, intentando entender la lógica detrás de esta sugerencia.


"Suyo, señor, para cuando usted necesite disponer de él. ¿Desea la reservación, señor?" insistió el Ramsung Galactic.


"S-sí, supongo", respondió Juan titubeante, sin imaginarse lo mucho que su vida cambiaría pronto.

Finalmente, el Uber llegó, deslizándose con suavidad hasta la ubicación de Juan. Al abrir la puerta del automóvil, el chirrido característico de las bisagras se sumó al concierto ambiental, anunciando la siguiente fase de su día.

Juan se deslizó en el asiento trasero del Uber, sintiendo la textura fresca y suave del cuero contra su piel. O aroma a limpiador de automóviles le llegó, una mezcla de productos químicos con una nota cítrica, que llenó sus fosas nasales mientras cerraba la puerta con un suave golpe. La visión de la ciudad pasaba rápidamente por la ventanilla, edificios altos y coloridos murales urbanos que creaban una visión cambiante del entorno.

Repentinamente dos bandas metálicas se desplegaron del Ramsung, adhiriendose al antebrazo de Pérez, de manera similar a como se sujeta un reloj, "Es para evitar robos, señor", dijo el aparato de manera mecánica, agregando una explicación a la peculiar situación. El sonido de la voz electrónica resonó en sus oídos, una combinación de tonos metálicos y la frialdad de la inteligencia artificial. Juan, sin tiempo para cuestionar la situación, se quedó sentado, procesando la arrepentida medida de seguridad que le ofrecía el dispositivo.

Al abrir la puerta del vehículo, una ráfaga de aire caliente y contaminado de la ciudad lo envolvió, llevándose consigo el aroma característico de asfalto caliente y gases de escape.

El vehículo arrancó con un suave zumbido, vibrando ligeramente bajo los pies de Juan. El sonido constante del motor y el susurro de las ruedas sobre el pavimento crearon una melodía que marcaba el inicio de un viaje hacia lo desconocido. Los sonidos urbanos, desde el pitido de los autos hasta el murmullo distante de la gente en las calles, se filtraban en el habitáculo, envolviendo a Juan en la atmósfera vibrante de la ciudad.

El Uber se detuvo frente al establecimiento, y Juan se despidió del conductor agradecido, El aroma de los tacos recién hechos envolvía a Juan mientras entraba en "El Califa". La combinación de cilantro, cebolla, carne asada y tortillas recién horneadas creaba una sinfonía olfativa irresistible. El sonido de la parrilla chisporroteante y las conversaciones animadas de los comensales se unían para formar una experiencia auditiva que despertaba aún más su apetito.


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